En El Salvador los únicos migrantes que importan son los que garantizan una remesa

Por Lilian Carolina Díaz

Vanessa Núñez Handal es una escritora salvadoreña de 40 años, radicada en Guatemala desde hace una década. Dejó El Salvador después de firmados los acuerdos de paz.  Ella Abandonó el país por trabajo pero una serie de situaciones la hacen interpretar que en ese momento de su vida, ella atravesaba por una crisis existencial, así lo define Vanessa.

Foto cortesía de Vanessa Núñez Handal

Foto cortesía de Vanessa Núñez Handal


Vanessa Núñez Handal acostumbra a usar  el cabello corto, oscuro y el celeste grisáceo de sus ojos resalta reclamando el protagonismo de su rostro. Es inquieta, siempre está en movimiento pero muy atenta a la conversación. Responde rápido, no se detiene mucho a pensar. Habla mucho, en poco tiempo hace un análisis en retrospectiva de su persona. Después de diez años en Guatemala, el acento del país hermano forma parte de ella.

“Después de vivir durante mucho tiempo bajo un discurso ideologizado del país (El Salvador), me di cuenta que las cosas no eran como se decían”. Vanessa migró a los 28 años, antes de establecerse en Guatemala, viajó a Chile. La escritora comenta que mientras estuvo al sur del continente americano,  tuvo un acercamiento a la historia Salvador Allende y el golpe de Estado.  Para Vanessa Handal era, en ese entonces,  más fácil comprender la historia de Chile que la historia de su país. “Entender la historia de El Salvador es entender que no somos, que todo es una mentira y es cuando viene la crisis existencial fuertísima”

Entre las obras literarias de  Handal figuran las novelas: “Los locos mueren de viejos” publicada en 2008 y “Dios tenía miedo”,  en 2011. Ambas novelas contaron con el respaldo de  F&G editores. Esta última, “Dios tenía  miedo” es una novela que narra sobre la guerra civil salvadoreña. La diferencia de esta obra frente a muchas escritas sobre el mismo hecho, es que la novela narra la guerra desde la perspectiva de la clase media alta. Según la autor de la obra, este estrato de la sociedad no supo de la guerra hasta la ofensiva de 1989, fue entonces cuando su círculo social  percibe el problema y el sufrimiento de ese entonces, exclusivo de la clase social baja, se acerca ellos.

Aunque “Dios tenía miedo” habla de El Salvador tuvo muchos problemas para introducirse en el mercado nacional de literatura. Las principales oposiciones surgieron de grupos religiosos que se escandalizaron por el título de la obra. Los argumentos que los llevaban a rechazarla eran que Dios al ser una deidad y un ser supremo no sintió, no siente y jamás sentirá miedo. Desde este punto, para Vanessa, un país con una sociedad, por mucho conservadora, es un impedimento para la difusión de obras que contrarresten las creencias del imaginario colectivo.

Por otra parte para Handal, otro de los problemas fuentes con el que se encuentran los escritores nacionales es que en el país no existe una industria para la literatura, ni métodos de mercadeo que sean capaces de atraer a los lectores. Aunque sus obras han venido al país, su nombre no es reconocido a nivel local. “Yo voy a Guadalajara, doy clases de literatura, soy reconocida en el D.F, en México”.  Tuvo espacios aquí en El Salvador, en los periódicos de mayor difusión, en los que pudo publicar parte de su obra pero pasó desapercibida, según ella.

Al igual que resiente el desconocimiento, por parte de los lectores Salvadoreños, de las obras de autores como Claudia Hernández, Jacinta Escudos y Manlio Argueta. Escritores nacionales a los que Vanessa aprecia y admira.

Handal: “El Salvador es un establo, un pueblo en el que no pasa nada y no importa nada que tenga que ver con literatura”.  Durante la entrevista Vanessa expresa que quizá este sea uno de los momentos en los que más enojada está con El Salvador. No hay interés ni apoyo de parte de los gobiernos porque los únicos migrantes que importan son los que garantizan una remesa, dice Vanessa.

Según la escritora en el país los círculos cercanos a la literatura son reducidos. Hay un público interesado pero son pocos. Quedarse en el país es quedarse estancado. “Es necesario salir del país, quizá no salir  para no volver, pero si salir”. Es Importante conocer otras realidades, conocer otros países y diversificar las experiencias. Para Vanessa es un compromiso como escritor ayudarle a la gente salir de la realidad catastrófica en la que se mantiene.

Sobre los lectores salvadoreños, como son tan pocos y tan desinteresados por algo más que no sean homicidios, no tengo opinión, expresó Vanessa. No la hay, dijo.  “Qué puedo decir de alguien que no me conoce” comentó la escritora. Asegura también que no es culpa de ellos (los lectores). Es culpa de como se trabaja y se configura todo El Salvador.  Handal: “Es un país que olvida el pasado, no hace nada por el presente y no tiene futuro”.

Según la autora de “Los locos mueren de viejos” en este país se vive una esquizofrenia colectiva. Para ella, las reglas las imponen pocos para que las cumplan muchos.  Y es necesario ver que hay muchas cosas que en El Salvador están mal.

Cuando se es migrante, cualquiera que sea el motivo de partida, la realidad en un lugar o en otro es distinta. En Guatemala, ella no es guatemalteca y se lo hacen sentir, dice Handal. Para ella, los escritores de Centroamérica siempre están en una encrucijada al no ser ni de aquí ni de allá. “No tenemos patria, porque la que tenemos no nos gusta, no nos acoge. Nos hemos divorciado de ella, por lo menos ese es mi caso”, expresó la escritora.

Su nueva obra

Actualmente, Vanessa Núñez Handal está escribiendo una novela de sexo. No es erotismo, es sexo crudo según lo explica. La finalidad de la obra, dice Vanessa, es cuestionar la masculinidad en crisis. “Ser hombre hoy en día, ya no es igual ser hombre hace 10 años. Estos no saben cómo situarse ante las mujeres, porque nosotras cambiamos  y ellos no”.

La escritora Salvadoreña tomó como lugar de habitación el país de Guatemala.  Comenta que en la actualidad a los hombres les está costando adaptarse a las nuevas mujeres, empoderas que tienen sueldo y no los necesitan. “no saben qué papel jugar, ni cómo hacer y persisten en su machismo”, dice Vanessa.

Vanessa Núñez Handal , hace algunos años, logró un postgrado en feminismo de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM.  En la tesis de dicho postgrado retomó la obra literaria de Jacinta Escudos, escritora Salvadoreña. “Cuentos Sucios” y “El desencanto” fueron la base de su tesis.  Estos son cuentos cortos sobre erotismo y seducción.

Ahora, Handal retoma en su nueva obra el debate por la superioridad entre géneros. Afirma que los hombres se están dando cuenta que permanecer inmutables frente a la transición de las mujeres no es la mejor opción. De quedarse como hasta hoy, el hombre está destinado a quedarse solo, dice la escritora.

“Nadie es más que nadie por ser hombre o por ser mujer”. Para Vanessa las mujeres han sido víctimas de la falta de democracia. Afirma que nacer  mujer ha sido una especie de condena para no poder salir y quedar relegadas en la casa, cocinando, criando hijos, sin voz ni voto.

“parece que el feminismo busca anteponer a las mujeres sobre los hombres pero no es así”, según  Vanessa, hay muchas mujeres machistas y hombres que no lo son (tanto). Así lo expresó. Según ella las cosas en países como El Salvador están cambiando. Los vientos están llegando lentos, pero están llegando, afirma. Para ella,  de una u otra forma son cambios. Esta obra aún está en fase de pre-escritura pero asegura que espera que llegue a El Salvador.

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