Por Valeria Guzmán
En el año 2012, los ex-bailarines de la Compañía Nacional de Danza, Michael Henríquez y Evelyn Cancino llegaron a Perú. En el 2013, Laura Benítez, Abel Reyes y Roberto Cardona llegaron a probar la misma suerte. Les habían hablado de las grandes escuelas de ballet y contemporáneo, de la apertura con los extranjeros y de los beneficios de tener una formación real y profesional. El choque cultural sucedió cuando estos grandes bailarines de la escena salvadoreña llegaron a Perú y se dieron cuenta de los vacíos que tenían.